Un 20% de mujeres jóvenes atletas y reclutas militares lo sufren
Las niñas adolescentes que participan en actividades físicas de alto impacto, especialmente el baloncesto, atletismo y gimnasia rítmica, parecen tener un mayor riesgo de desarrollar fracturas por estrés, según un informe publicado en la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine.
Una fractura por estrés, es una falta de continuidad en el tejido óseo, una “grieta muy delgada” que se puede producir en los huesos después de un ejercicio repetido o prolongado.
Las fracturas por estrés se producen por movimientos repetitivos que por medio de la sobrecarga, llegan a producir una “fractura por fatiga” en el hueso. El músculo no es capaz de tolerar la fuerza repetitiva que se ejerce sobre él y traslada esta carga al hueso. Si la persona no descansa lo suficiente, no da tiempo al hueso a recuperarse y regenerar el area lesionada.
Mientras que el levantamiento de pesas estimula la remodelación ósea y por tanto aumenta la densidad de masa ósea, niveles muy altos de actividad física, sobre todo repetitiva, pueden ser perjudiciales para la salud de los huesos y aumentar el riesgo de fractura por estrés.
A pesar de que las fracturas por estrés son relativamente poco frecuentes, nos encontramos que hay un 20% de mujeres jóvenes atletas y reclutas militares que lo han sufrido alguna vez.
Indagando un poco, he encontrado un estudio realizado por el Hospital de Mujeres y el Harvard Medical School de Boston, se examinaron los datos recopilados durante 7 años de 6.831 niñas de edades comprendidas entre los 9 y 15 años. Durante esos siete años de seguimiento, 267 mujeres (el 3,9%) desarrollaron una fractura por estrés. Se observó que las niñas con antecedentes familiares de osteoporosis o con una baja densidad de masa ósea presentaban un elevadísimo riesgo de fractura por estrés. Además, si las niñas participaban en una actividad física intensa, ocho o más horas a la semana presentaban el doble de probabilidad de desarrollar una fractura de estrés que las niñas que hacían menos de cuatro horas a la semana.
Al examinar los deportes de alto impacto de forma individual, sólo elbaloncesto, atletismo y la gimnasia rítmica se asociaron con un mayor riesgo de fractura por estrés. Y se descubrió que cada hora de actividad de alto impacto aumenta el riesgo de fractura por estrés aproximadamente un 8%.
Por otro lado, las niñas que iniciaron su período menstrual de forma tardía presentaron un mayor riesgo de desarrollar una fractura por estrés. Cada año de retraso en el inicio de la menstruación, se asoció con un aumento del riesgo en un 30% aproximadamente.
Sin embargo, el bajo peso, el sobrepeso y los trastornos alimenticios no se asociaron con el riesgo de desarrollar fractura por estrés.
Tras los resultados del estudio surge la imperiosa necesidad de establecer unos programas de entrenamiento que sean rigurosos y competitivos, pero que incluyan un entrenamiento variado de actividades de bajo impacto con el fin de reducir el riesgo de fractura por estrés.
Médicos, padres y entrenadores deben seguir promoviendo el deporte en las jóvenes, pero deben explicar la importancia del descanso periódico y asegurarse de que las horas de entrenamiento no son excesivas, para no comprometer la salud, no solo de los huesos, sino también de músculos y articulaciones.
Dr. Enrique Galindo Matens